Mundo Motor David Lepe 2009. Muchos de estos profesionales son etiquetados de esnobistas o elitistas por hacer de menos a quienes no conocen sobre vinos. Éste no es el caso del guatemalteco Fernando Beteta, exitoso sommelier radicado en Chicago, quien busca llevar su profesión a un nivel más amistoso y de confianza.
Un sommelier es el conocedor de vinos, y su deber es sugerir a la clientela de un restaurante el vino apropiado para la ocasión. Debe manejar una cantidad especial de facetas técnicas, humanas y psicológicas. Fernando Beteta, de 32 años de edad y nacido en Guatemala, es uno de ellos.
Ha estudiado en Europa desde los 18 años y se proclama amante de los vinos europeos, los del “Viejo Mundo”. “Más que un trabajo, ser sommelier es un estilo de vida”, afirma el joven experto, quien actualmente vive en Chicago, Illinois, y es gerente del restaurante NoMI, localizado en el lujoso hotel Park Hyatt, donde se han hospedado personajes como Barack Obama y Bill Clinton. Este lugar ofrece una carta de vinos con 1,500 etiquetas y más de 10,000 botellas. Su programa vale medio millón de dólares y maneja unas ventas de tres millones anuales.
Allí, Fernando se encarga de las compras, cambios y arreglos, además de ser responsable del programa de vinos, el cual incluye capacitaciones a meseros, clases educativas para clientes, actividades sociales e interactivas. Este año visitó Guatemala para recibir, durante la Feria Alimentaria 2008, el Galardón Tenedor de Oro por su excelencia profesional a nivel internacional. Este premio llegará a formar parte de su colección de trofeos y reconocimientos obtenidos durante su carrera. (Ver recuadro: Éxito internacional).
Conociendo al Viejo Mundo
Su camino hacia la especialización en bebidas y comidas comenzó desde niño cuando vivió en La Antigua Guatemala. Allí aprendió sobre la industria de la hospitalidad junto a su padre, chef y propietario del restaurante La Fonda de La Calle Real. “Buen servicio, buena comida y ambiente cálido es la receta para el éxito”, explica el guatemalteco.
Después del bachillerato, viajó a Europa para iniciar su formación académica en comidas. En Florencia, Italia, estudió hotelería y administración de restaurantes, siguiendo los pasos de su padre. Con el tiempo aprendió italiano, francés y alemán básico. Su primer entrenamiento formal en vinos fue en la L’Ecole Hotelier, de Lausanne, Suiza. Al terminar sus estudios trabajó en Roma, Florencia y Tailandia. Antes de quedarse en el Park Hyatt de Chicago, trabajó como gerente en The Dining Room, del hotel Four Seasons.
Amigable y profesional
En la práctica, un sommelier debe ser capaz de leer la mesa e interpretar si los visitantes están en una reunión de trabajo, en una cena con amigos y familia o celebrando algún negocio; para poder sugerir vinos que se adecúen a la situación y a la comida.
“Yo soy servidor y tengo que conocer mucho sobre vinos, cigarros, puros y bebidas con alcohol, para realizar un maridaje de comida y vinos, y aconsejarlo”, dice Beteta. Por la gran cantidad de teoría involucrada en esta profesión, se cree que un sommelier es un intelectual esnobista y elitista, quien a menudo hace de menos a las personas que no saben mucho acerca de vinos y el mundo gourmet.
“Conozco colegas que son más tiesos que un turrón de Nochebuena, porque se tiende a trabajar con smoking y utilizar lenguaje rebuscado. Yo no, quiero romper ese estereotipo de ser serio y conocedor de todo, ahora tratamos de no vestir saco y corbata e intentamos platicar mucho con el cliente, para que sienta una experiencia amigable y alegre”, exclama, quien añade que en los últimos años ha visto un incremento de colegas mujeres y de gente más joven.
Este estilo de vida lo ha llevado hacia su espacio personal, fuera del trabajo, donde cada fin de semana compra tres botellas de vino y se reúne a degustarlas con amigos y a platicar sobre sus temas favoritos: viajar, comer y aprender idiomas. Vivir en Chicago también es parte de la vida del guatemalteco, quien ha aprovechado la ciudad para involucrarse en el ambiente cultural, su arte y el verano.
Además de escribir artículos en revistas dedicadas al gourmet, cada semana comparte sus experiencias profesionales en la radio WLS 980 AM Chicago’s Talk Station, en un segmento dedicado a los vinos. Pero no sólo bebidas y comidas llenan la vida de Fernando, su novia Ann Wangard es parte esencial de ella y planean casarse en La Antigua Guatemala el año próximo. También toca guitarra acústica. Cuando está con amigos aprovecha para tocar canciones de la década de los 90. Estos momentos lo enorgullecen tanto, que durante las actividades de la Feria Alimentaria aprovechó todos sus minutos libres para conversar y mostrar fotografías de sus amigos y reuniones. “Las personas piensan que nosotros tenemos mucho conocimiento y, por ende, somos aburridos; pero están equivocadas, si hay algo que sabemos es pasar un buen tiempo”, admite el sommelier.
Éxito internacional
Muchos colegas se refieren a él como el “Wizz kid” en referencia a sus conocimientos sobre vino.
Tres años seguidos, desde 2005 a 2007, fue galardonado con el título de Mejor Sommelier Joven Midwest por la prestigiosa organización L’Ordre Mondial Des Gourmets Degustateurs Chaine Des Rotisseurs.
El sitio Starchefs.com le entregó el premio Estrella Sommelier en Ascenso para Chicago y en 2007 también ganó Medalla de Plata en las competencias nacionales de Estados Unidos. Ese mismo año, la revista Wine & Spirits lo escogió entre los cinco mejores sommelier de Estados Unidos, y en la competencia final se posicionó en segundo lugar. Hace unos meses le fue otorgado el Galardón Tenedor de Oro en la XII Feria Alimentaria en Guatemala.
http://www.mundoymotor.com/No134_0007_12_2008/mym_1081111410222.htm