Hace casi 15 años fue acusado penalmente por traficar personas hacia Estados Unidos. En esa época se le tuvo como un refinado y astuto “coyote”.
Montó toda una sofisticada operación para hacer llegar, a El Salvador, a ecuatorianos a quienes acreditaba como periodistas de una agencia de prensa que sólo estaba en su cabeza:“News Network Internacional”.
Una vez que los ecuatorianos llegaban aquí, ese hombre se las arreglaba para llevarlos a Estados Unidos ayudado por otros “coyotes” mexicanos.
Cuando lo detuvieron tenía en su poder 22 credenciales falsas de periodista. Salió libre porque, en ese tiempo, no existía una ley que castigara el tráfico de personas. Intentaron cazarlo junto a una mujer como miembros de una asociación ilícita pero fue inútil. Salió libre sin moretes penales.
Quince años después, Raúl Antonio Reyes Aguilar llegó a ser el principal manejador y supuesto financista de un canal interoceánico terrestre que podría costar $14 mil millones y que el gobierno de Guatemala pretende convertirlo en el proyecto más ambicioso y promisorio de ese país.
Así de contradictoria era la vida de Reyes antes de caer preso en ese país la semana pasada.
Hasta hace poco más de un año, Reyes tampoco podía pagar el alquiler de una lujosa residencia que rentó en un exclusivo barrio de San Salvador para fingir que era un ser adinerado.
Pero, aunque no podía pagar su casa, sí fue capaz de decirle al Presidente de Guatemala, Otto Pérez, que le bastaba con chasquear los dedos para conseguir $1,200 millones para financiar el canal interoceánico en ese país. Lo peor es que en Guatemala le creyeron.
Ese es Óscar Reyes: un controvertido salvadoreño de 50 años, mitómano, ambicioso y conspicuo, que siempre se presentaba como uno de los hombres mejor conectados con el mundo empresarial y financiero del mundo. Sobre todo en los paises nórdicos.
Reyes está, desde hace pocos días, en prisión en Guatemala, acusado de construir una burbuja financiera de al menos $1,200 millones e intentar timar al propio presidente de Guatemala, Otto Pérez, como si fuese el mago Houdine.
Si antes Raúl no podía pagar su residencia en El Salvador ni su oficina en la colonia Escalón, ahora tiene comida y alojamiento gratis en una exclusiva prisión de Guatemala manejada por los militares de ese país.
La advertencia no puede ser mayor: los militares guatemaltecos lo metieron en el reino de sus intrigas y revanchas, mientras un juez lo juzga.
Reyes está, desde la semana pasada, en la misma cárcel donde siempre permaneció preso el expresidente Alfonso Portillo, antes de que fuera llevado a Nueva York para que confesara que los taiwaneses también lo sobornaron con mucho dinero, a principios del 2000.
Cuando se repasa el paso de Reyes Aguilar por Guatemala, durante el último año, fácilmente puede calificarse como la mayor tentativa de estafa y timo cometido por un salvadoreño en un país ajeno.
“Dormìa a cualquiera”, dijo una persona que lo conoció por muchos años.
Tal vez tengan razón: Raúl Antonio Reyes tiene la capacidad de decir hoy que es graduado en la más importante de México en geodesia y, tres días después, jura que recibió un doctorado en España.
Y si hoy habla como salvadoreño, mañana libera vocablos con acento catalán o italiano. El hombre no sólo es controversial: es versátil, astuto, bien articulado y capaz de engañar a cualquiera con sólo que lo escuche diez minutos.
Incluso, en la construcción de esa burbuja financiera no sólo timó al presidente de Guatemala sino también a inversionistas salvadoreños y guatemaltecos que ahora se jalan los cabellos por creerle todo el cuento chino que les montó.
A base de presentarse como el hombre que construiría el canal interoceánico terrestre de Guatemala, y de ofrecer financiamiento de los países nórdicos y de al menos seis compañías internacionales que decía representar, logró también perjudicar a un grupo de profesionales de Guatemala a quienes llevó a ese país con la promesa de convertirse en hombres ricos, en muy poco tiempo.
Elevadísimos salarios, apartamentos y autos del año era parte del botín de muchos profesionales que ahora comienzan a resentir el engaño de Reyes y están muy asustados cuando miran hacia el futuro.